Emprender: el presente y futuro de muchas mujeres
Escrito por: Ana Vázquez
Se celebra este martes, 19 de noviembre, el Día Internacional de la Mujer Emprendedora y algunas preguntas no dejan de revolotearnos. En primer lugar, ¿a qué llamamos ser una mujer emprendedora? Porque, afortunadamente, mujeres que se han cuestionado lo establecido y han creado algo nuevo emprendiendo así un camino antes no explorado han existido siempre. Otra cosa es que no se las haya reconocido. Emprendió Hipatia de Alejandría con sus relevantes aportaciones a las Matemáticas y la Astronomía, Anna Connelly cuando ideó las famosas y cinematográficas escaleras antiincendios americanas, Marie Curie al inventar los rayos X o Coco Chanel cuando redefinió el supuesto “estilo femenino”.
Podría decirse que, más que un método o unas circunstancias propicias para emprender (que también), todas estas mujeres hicieron historia por tener una cualidad común: una curiosidad infinita y ganas de proponer soluciones a los problemas de su época.
¿Puede ser, por tanto, cualquier mujer una emprendedora? Según la RAE, emprender es “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”. Es decir, que sí pero no. Y si no estás dispuesta a asumir el riesgo que es inherente al hecho de emprender, mejor que te lo pienses porque el camino está lleno de sobresaltos.
Así nos lo han contado las jefas que forman parte de nuestro censo ‘La década prodigiosa del emprendimiento en femenino’, quienes coinciden en que esto de emprender es como montarte en una montaña rusa: a veces estás en lo más alto y, otras, deseando salir y que termine el viaje. De hecho, palabras como “miedos, aprendizajes, trabas y fracasos” forman parte de sus experiencias, por lo que la resiliencia también debe formar parte del vocabulario y las capacidades de quien quiere ser emprendedora.
Bien lo saben Isabel Portero, de Biohope; Patricia Ratia, de SamyRoad; Adriana Balcells, de MAS34, o Laura Névola, de IDP Discovery Pharma, cuyo secreto para superar el miedo al fracaso y alcanzar el éxito es rodearse siempre de un buen equipo. “Tener una motivación clara, colaborar con personas complementarias pero con los mismos objetivos y, sobre todo, conservar la confianza en la fuerza de una idea, puede hacernos superar el miedo al fracaso que muchas veces nos para los pies, sobre todo, como mujeres en un mundo de hombres”, explica Névola.
Otras emprendedoras como Laura Saucek, de Peptomyc, o Alice Fauveau, de Focus on Women, recomiendan no conformarse nunca con un “no” como respuesta. O al menos, conseguir darle la vuelta para que no se vuelva inhabilitante. “Me dijeron que mi proyecto de investigación era imposible porque la proteína Myc era intocable. Afortunadamente, no me lo creí y he dedicado los últimos 20 años de mi carrera a inhibirla, ofreciendo así una nueva oportunidad terapéutica a los pacientes con cáncer”, resalta Saucek.
Quizás estas dificultades expliquen por qué sólo un 19% de mujeres en España ha tomado la decisión de emprender en el último año (un 3% menos que en 2018), según el último Mapa del Emprendimiento realizado por Spain Startup. Pero la brecha de género que también existe en el ecosistema emprendedor se ve igualmente afectada por otros factores menos visibles –y, por tanto, más permeables y difíciles de percibir– que hacen que muchas mujeres decidan no intentarlo.
Han cambiado muchas cosas desde que las primeras mujeres emprendedoras empezaron a abrir el camino a las demás, pero, desafortunadamente, son muchos más los retos que tenemos por delante. Romper con los estereotipos asociados a cada género, seguir fomentando e impulsando la igualdad en el ámbito familiar y profesional o poner en marcha medidas de conciliación son sólo algunas de las soluciones, pero todo cambio empieza por un compromiso personal. ¿Te unes a nuestro equipo? #yojefa