Entrevista a: Laura Moreno Romero, Profesora de Lengua Castellana y Literatura y Cultura Clásica en el IES Numancia de Madrid

“Necesitamos que cuando contamos quiénes han desarrollado la ciencia y la cultura aparezcan las mujeres que fueron excluidas injustamente del discurso académico, por el hecho de ser mujeres”.

Porque quería poner a disposición de la escuela pública la inversión de tiempo y esfuerzo de décadas de carrera académica y profesional. Para mí el sistema de educación pública ha sido el pilar sobre el que he podido desarrollarme vitalmente, me permitió acceso al conocimiento, a recursos y a habilidades que me han posibilitado conquistar un salario digno, una inteligencia social y emocional necesaria para ser feliz y unos logros profesionales muy gratificantes. Sentía que tenía esta deuda con la escuela pública y que hay muchas personas que pueden beneficiarse de la dedicación y el talento que yo me he esforzado en desarrollar.

Sin duda. Pero la parte fundamental de este avance se debe al compromiso profesional docente. Son muchos y muchas las profesoras de la escuela pública que quieren enseñar en igualdad, que son conscientes del sesgo machista de los discursos académicos y escolares corrientes y que con la creación de recursos propios van incorporando a las mujeres al relato de la cultura general.

Además de eso, existe un compromiso docente por el que los comportamientos machistas han dejado de ser tolerados en las aulas. No se mira para otro lado. Cuando suceden este tipo de actitudes, se actúa y se hace un seguimiento para encauzar la situación y evitarlo en el futuro.

En el caso del alumnado, observo que el cambio es más palpable en las alumnas. Hay un convencimiento absoluto del propio valor como sujetos, en igualdad con los alumnos. Sin embargo, los alumnos no están demasiado convencidos de que exista una situación de desigualdad entre géneros, aunque sí reconocen la desigualdad histórica, y es por eso que no acaban de creer en la importancia de los esfuerzos actuales por conseguir la igualdad real. Además, existe también parte del alumnado que reproduce el discurso antifeminista que por desgracia forma parte también de los discursos públicos desde hace unos años, en los que se han popularizado términos como “ideología de género”, “feminazis”, etc para referirse despectivamente al movimiento feminista y deslegitimar su causa.

Creo que la legislación educativa sí incorpora la necesidad de educar en igualdad, pero los materiales educativos no, o no lo suficiente. Como decía, es el esfuerzo de miles de docentes con sus prácticas educativas y con la creación de material propio el que está llevando el feminismo a las aulas. La industria editorial escolar introduce cambios puramente estéticos en sus materiales, no hace una revisión profunda del relato académico para incoporar a las mujeres ni para incoporar a ningún otro colectivo históricamente excluido u oprimido.

Necesitamos la incorporación de académicas, personajes históricos, escritoras, científicas, etc. Necesitamos que cuando contamos quiénes han desarrollado la ciencia y la cultura aparezcan las mujeres que fueron excluidas injustamente del discurso académico, por el hecho de ser mujeres. Más allá de convencer sobre el valor de la igualdad en materias como Valores éticos, necesitamos representar un universo de referentes femeninos que funcionen en los estudiantes como prueba de que las mujeres somos iguales. En definitiva, necesitamos feminizar el discurso académico y escolar.

Otros contenidos como la historia de la posición social de las mujeres y del movimiento feminista también son relevantes.

Los alumnos y alumnas no reconocen la misma autoridad en una profesora que en un profesor. Ese es un estereotipo al que hay que enfrentarse principalmente al inicio del curso escolar. Por otra parte, a los 14-15 años empiezan a conformarse grupos de afinidad no mixtos entre el alumnado, principalmente por el rechazo de los grupos de chicos a integrar chicas como parte real. Es en este momento cuando el papel de las mujeres se reduce al interés romántico o sexual y se consolida la incapacidad de muchos hombres para tener amigas, lo que les impide ver realmente a las mujeres como iguales.

Como autocrítica, creo que el personal docente solemos asignar a las alumnas un papel cuidador más que a los alumnos.

No son muy originales, pero como estrategia compensatoria yo pongo en marcha bastantes trabajos en grupos mixtos, intento equilibrar el papel de ayudantes o cuidadores entre alumnos y alumnas y ofrezco una visión crítica del amor cortés y el amor romántico cuando hablamos de las grandes historias de la literatura en lengua española.

Ofrecer referentes, apoyar la creatividad y proporcionar sugerencias de mejora.

Creo que la falta de referentes femeninos en este campo es fundamental, de hecho, entre el propio personal docente, aunque feminizado, hay más hombres en los departamentos STEAM en comparación con los de Humanidades o Sociales. En todo caso, a esta pregunta está respondiendo una licenciada en Filología Hispánica que cree que las materias humanísticas son mucho más interesantes para comprender el mundo.

Yo trabajo en un centro de difícil desempeño con un alumnado socialmente vulnerable por múltiples razones. En general, el nivel de expectativas de mi alumnado es bajo, pero yo me esfuerzo en recordar que también vengo de la escuela pública y que antes de ser profesora era jefa.

Entre los referentes de ficción están mujeres fuertes y decidas como Tokio o Nairobi de La casa de papel. Entre los de no ficción, Malala o las cantantes del reguetón y trap del momento son también muy populares.

Yo como profe de Lengua me referencio en las grandes pensadoras y escritoras invisibilizadas: María de Zayas, Ana Caro de Mallén, Gertrudis de Avellaneda, Emilia Pardo Bazán…, pero también soy seguidora de la ficción popular y de la música urbana, así que comparto referentes con mis alumnas.

La educación en igualdad formar parte del proyecto educativo de centro y es un compromiso firme por parte de todo el claustro. En nuestra labor docente cotidiana introducimos el discurso feminista.

Que conquisten y cuiden su autonomía y que conserven su autenticidad.

Entrevistada por: Ana Maillo