Entrevista a: Natalia Díaz Santín, Consejera de la Oficina de la OIT para España

En nuestro propósito de dar visibilidad a las jefas de nuestro país y crear referentes, entrevistamos en esta ocasión a Natalia Díaz Santín. Consejera de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para España, es licenciada en Derecho por la Universidad de Murcia y tiene 2 Postgrados especializados en Defensa.  A lo largo de su carrera, Natalia Díaz Santín ha ocupado puestos directivos en organizaciones públicas como el Instituto de la Juventud (Injuve) y ha sido consejera en el Gabinete de la Presidencia del Gobierno. También colabora con distintos medios de comunicación, como eldiario.es, y conversamos con ella sobre el papel de la OIT para impulsar la igualdad de género y su experiencia como mujer en el mundo laboral.

La OIT ha sido elegida como organismo custodio de 14 indicadores relacionados con el trabajo decente en el marco de 5 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. En los tiempos post-coronavirus, nos encontraremos con que la situación del mercado de trabajo ha afectado de forma significativa a las mujeres, y en concreto, a las mujeres jóvenes, produciéndose un retroceso importante en los derechos laborales de las mismas (debido a muchos factores, entre ellos, la brecha que existe respecto a los cuidados dentro del hogar, que asumen las mujeres en una proporción muy alta respecto a los hombres).

Es importante señalar que, sin embargo, las mujeres han ocupado la mayor parte de los puestos en los servicios esenciales durante la pandemia. Pero a consecuencia de dicha pandemia, los derechos laborales, de promoción, de mejores salarios…seguirán afectando de manera tremendamente desproporcionada a las mujeres.  En este sentido, creemos que cualquier política pública debe estar amparada en la igualdad de género.

Por otro lado, es muy importante que España ratifique el Convenio 190 sobre el acoso y violencia en el mundo del trabajo que tiene una clara perspectiva de género.

La OIT estima que la igualdad de género constituye un elemento decisivo de las actividades encaminadas a la consecución de sus cuatro objetivos estratégicos. El mandato de la OIT de promover la igualdad entre mujeres y hombres en el mundo del trabajo está consagrado en su Constitución  y fue proyectado en las normas internacionales del trabajo pertinentes. Los cuatro Convenios clave de la OIT son: el Convenio (núm. 100 ) sobre igualdad de remuneración (1951), el Convenio (núm. 111 ) sobre la discriminación en el empleo y la ocupación (1958), el Convenio (núm. 156 ) sobre los trabajadores con responsabilidades familiares (1981) y el Convenio (núm. 183 ) sobre la protección de la maternidad (2000). Los Convenios 100 y 111 también se cuentan entre los ocho Convenios fundamentales de la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo.

En este sentido, la incorporación de la perspectiva de género en la aplicación de las normas internacionales del trabajo sirve para:

• • lograr que las mujeres y los hombres cuenten con igual acceso a los beneficios que de ellas se derivan

• • reconocer las necesidades, las experiencias y los intereses de las mujeres y los hombres

• • permitir que las partes interesadas gestionen el cambio

• • demostrar la voluntad de emprender medidas diferenciadoras para responder a las necesidades y los intereses de las mujeres y los hombres

• • promover la igualdad suscitada por la puesta en práctica de los convenios

Es un largo camino y, desde luego, para conseguir un trabajo decente se debe tener en perspectiva la igualdad de género. No se puede entender de otra manera. Para eso, es necesaria la información sobre estas desigualdades y promover la ratificación de las normas fundamentales que promueven la igualdad entre las mujeres y los hombres. Como consecuencia de la pandemia, las metas que se habían logrado se han estancado o retrocedido, y es por ello que las políticas públicas deben ser orientadas con un enfoque integrador. Es importante ratificar los Convenios 189 y 190 de la OIT.

En todo caso, la base de todo está en la educación de las personas. Al fin y al cabo, la educación forma parte de las políticas públicas que los Gobiernos tienen que adoptar. Dependiendo del enfoque que se dé a las mismas, se llegará a conseguir una sociedad igualitaria o no. Al mismo tiempo, la adopción de normas (por ejemplo, que establezcan obligatoriamente la igualdad de salarios a trabajo de igual valor) hace, a su vez, una labor informativa y de concienciación. Al final, todo se retroalimenta y hace falta tener buenos gestores públicos con una visión de género que englobe toda la toma de cualquier política pública.

El problema de la brecha de género también está asociado a la pobreza. Las Oficinas regionales promueven la ratificación y aplicación de los cuatro convenios clave de igualdad de género que hemos nombrado antes. Y los proyectos de cooperación de OIT incluyen todos perspectiva de género.

Obstáculos no exactamente, pero sí he percibido comentarios por ser mujer joven en puestos directivos que jamás se harían a un hombre. La sociedad todavía tiene mucho que recorrer para ver a una mujer joven en un puesto de responsabilidad de la manera que se ve a un hombre. El techo de cristal sigue presente. Además, cuando una mujer comete un fallo, se censura de forma más enérgica a cuando lo comete un hombre.

Le diría a cualquier niño o niña que respete siempre las opiniones de los demás, que se esfuercen mucho para conseguir sus objetivos, que trabajen la empatía y que siempre, absolutamente, el día de mañana, tengan una independencia económica. Les recordaría que no hay trabajos femeninos o masculinos.

Y que es cierto que HOY hay más hombres que gobiernan países, pero hay mujeres que gobiernan Europa (Angela Merkel), mujeres que presiden la Comisión Europea (Ursula Von der Layen) y jefas de Gobierno que lideran un país siendo la más joven del mundo (Jacinda Ardern, jefa de Gobierno de Nueva Zelanda).

Que, si algún día tienen responsabilidades de gestión, recuerden que todo se basa en la educación, y una formación en igualdad de género se traducirá en una sociedad más justa y equitativa.

Entrevistada por: Marta Aguiló