Estas son las jefas de la moda
Escrito por: Ana Maillo
Durante el siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX, la industria textil y del diseño ha sido una “cosa de hombres”, liderada por ellos a pesar de dirigirse, sobre todo, a ellas. Charles Frederich Worth (Reino Unido, 1825-1895) fue el primero que puso etiquetas con su firma y hoy se le considera el padre de la Alta Costura. La paradoja es que su acceso a la corte (donde estaba el dinero y la clientela) fue a través de su mujer. Ella acudió a una fiesta y sorprendió a todos con un diseño de su marido. Así consiguió su primer gran encargo, una petición expresa de Eugenia de Montijo, la esposa española de Napoleón III.
Worth fue el primero en salir a la luz en un momento en el que empezó a cuajar el concepto de lo que hoy entendemos como diseñador de moda, pero lo cierto es que las mujeres ya se dedicaban a la costura desde el principio de los tiempos. Eso sí, no pudieron ejercer el oficio y ser remuneradas por ello hasta bien entrado el siglo XVII.
El modisto inglés, por tanto, dio paso a toda una generación de diseñadores de nombres masculinos ilustres como los de Paul Poiret, Christian Dior o Cristóbal Balenciaga, cuyas carreras estallaron en la primera mitad del siglo XX. Hubo que esperar hasta la otra mitad del siglo para que tres mujeres consiguieran destacar en la industria y llegaran a ser consideradas unas auténticas jefas en aquellos tiempos: Jeanne Lanvin, Madeleine Vionnet y Coco Chanel.
Lanvin fue la primera que convirtió su nombre en una verdadera marca, que hoy es la casa de moda más antigua de París. Vionnet pasó a la historia por inventar el corte al bies. Y Chanel rompió los códigos del vestir femenino con su estilo práctico y funcional.
Pero conquistada la parte creativa de la industria, ¿dónde siguió el techo de cristal en la industria de la moda? Durante décadas, en la gestión y la dirección de las altas firmas. Afortunadamente, algo ha cambiado en los últimos años y, a pesar de que los grandes conglomerados de lujo (LVMH y Kering) están en manos de dos hombres –Pinault y Arnault, respectivamente–, ahora mismo cuatro grandes empresas de moda están gestionadas por mujeres directivas. Son Prada, Yves Saint Laurent, Loewe y Celine.
Excepcional es el caso de Prada, que no pertenece a ningún holding de lujo de los anteriormente citados. Miuccia lleva al frente del grupo que fundó su abuelo desde 1988. En 2014, dejó la presidencia para convertirse en consejera delegada y directora ejecutiva, cargos que, no obstante, comparte con su marido, Patrizio Bertelli.
En Yves Saint Laurent, perteneciente al grupo Kering, nombraron directora ejecutiva en 2013 a Francesca Bellettini, cuya gestión desde entonces ha sido un éxito. De hecho, el año pasado recibió la Legión de Honor, además de presidir la Cámara Sindical de Moda Femenina, el principal organismo de moda de Francia.
En Loewe, marca del grupo LVMH pero de origen español, llevan varios años contando con mujeres en su cúpula directiva. Primero fue la británica Lisa Montaigne, CEO desde 2009 y la encargada de fichar a su actual y laureado director creativo, Jonathan Anderson. Desde finales de 2016, le ha tomado el relevo como consejera delegada Pascale Lepoivre.
La francesa Celine también tiene a otra mujer como CEO, Severine Merle. Paradójicamente, ella ha sido la encargada de abrir la primera tienda de moda para hombre de la marca y de contratar al polémico Hedi Slimane. Además, Merle es la presidenta la Cámara Sindical de Moda Masculina de su país.
Estos cuatro excepcionales casos, sin embargo, no pueden ocultar otra realidad: según un estudio de la consultora PwC, las mujeres suponen el 78% de los estudiantes en escuelas de moda y el 73% de los empleados de tiendas del sector, pero apenas el 12,5% de los CEO en esta industria y el 26% de los miembros de consejos de administración.
El de la moda es un sector, por tanto, en el que, pese a estar sostenido mayoritariamente por el trabajo de mujeres que se dedican laboriosamente al hilo y la aguja con detalle, minuciosidad y artesanía, aún quedan muchas jefas por llegar. ¿Serás tú la próxima?