Cómo he pasado de directiva a emprendedora gracias al lema: “Todo es posible, pero no todo al mismo tiempo”
Escrito por: Anna Inetskaya
Me llamo Anna Inetskaya y escribo en este blog de ‘Yo, jefa’ para compartir mi experiencia como directiva y emprendedora. A los 25 años tuve la primera oportunidad de ocupar un cargo de responsabilidad, lo que me exigió mucha responsabilidad, presión y entrega pero, por otro, me proporcionó experiencia, aprendizaje y exposición, aspectos muy importantes para una futura carrera en dirección.
En este primer puesto directivo tuve a mi cargo a hombres de 40-50 años. Nuestros primeros encuentros no fueron muy fluidos. Era difícil para ellos aceptar a una mujer joven, formada y en un sector muy técnico de inspecciones industriales, tradicionalmente ocupado por hombres con canas blancas. La opción fácil hubiera sido agarrarme a mi título de dirección para implantar las nuevas normas, pero no lo hice. Escogí tratar a mi equipo desde un punto de vista más humano, entendiendo sus necesidades, preocupaciones, miedos y motivaciones, y así me resultó más rápido llegar a motivarlos y conseguir los objetivos propuestos. ¿Cómo? Conversando, creando un espacio de confianza entre nosotros, dándoles protagonismo y elevando su valía delante de mis jefes, haciéndoles sentir imprescindibles para el proyecto.
Años más tarde, y en mi experiencia más madura y larga como directora de Marketing de una conocida marca de alimentación (de la que posteriormente también fui directora comercial), el escenario fue totalmente diferente. El equipo era joven y estaba motivado, mi papel era más el de inspiradora y guía. En el comité de dirección éramos todo mujeres, menos el director de operaciones, y esto nos ayudaba mucho a mantener la unión, en base a nuestra resiliencia, flexibilidad y tenacidad ante las adversidades, cualidades típicamente consideradas como femeninas, según la teoría del psicólogo Hofstede. En este sentido, estoy muy agradecida porque yo en aquel momento todavía no tenía hijos, pero veía a la directora general o a la directora financiera (ambas madres de niños pequeños) progresar en sus carreras a la vez que criar, y esto me animó a no renunciar a mi deseo de formar una familia a la vez que me hacía un hueco en el exigente entorno directivo.
Creo que lo más importante dentro de una empresa es dar ejemplo, con hechos reales y personas de carne y hueso. No sirven de mucho las estadísticas o los planes de igualdad si después vas a una reunión y la mayoría de las sillas las ocupan los hombres. Tenemos que esforzarnos como sociedad en demostrar que la igualdad puede ser una realidad y no parar hasta conseguirlo. Y otro punto importante es el empoderamiento entre las propias mujeres. Debemos cultivar entre nosotras la cooperación, la empatía y la ayuda mutua. Otra forma de ser tu propia jefa es emprender y esto fue lo que hice en dos ocasiones.
Fundé una primera empresa en el sector inmobiliario en el 2013 y me arriesgué a montar una segunda en el año 2020, en medio de la pandemia mundial y renunciando a ofertas de dirección en otras compañías. Esta vez ya no estaba sola: tenía familia, un bebé pequeño a mi cargo y estaba embarazada del segundo. Además, daba clases como docente y conferenciante y escribía mi primer libro, publicado en julio de 2020. Como empresaria, docente y madre, vi la necesidad de innovar en la educación y el desarrollo temprano de los niños para dotarlos de las habilidades del siglo XXI: pensamiento crítico, creatividad, comunicación y cooperación. Por eso fundé Giraffa Education, especializada en el desarrollo del pensamiento creativo en los niños.
Fue un reto poder conciliar porque, cuando no tienes un jefe visible ni un horario que alguien controla, cuando eres tu propia jefa, parece que tengas libertad y flexibilidad para hacer lo que quieras o necesites, pero la realidad es otra. Tienes obligaciones, deadlines, hitos y compromisos, debes cumplir delante de tus clientes, proveedores, inversores, etc. y no puedes delegar porque todo el mundo confía en ti en las etapas tempranas del emprendimiento. Se requiere de una muy buena organización, soporte del entorno y distribución de prioridades si quieres llevar adelante con éxito tanto tu propio proyecto, como la maternidad. “Todo es posible, pero no todo al mismo tiempo”, este ha sido mi lema durante los últimos años.
Ahora, con la empresa funcionando con éxito, el libro publicado, mis clases en marcha y la familia ordenada, tengo por delante el reto más grande que es hacer crecer tanto el proyecto profesional como el personal, sin renunciar a ninguno de los dos. Me gustaría que ninguna mujer tuviera que renunciar a sus sueños en este sentido porque las dos cosas son muy importantes. Por eso creo que es tan importante que existan iniciativas como ‘Yo, Jefa’, gracias a la que podemos ver que si hay tantas mujeres ahí fuera que lo han conseguido, nosotras también podemos hacerlo.