“La casa”, una losa machista para el empleo de las mujeres
Escrito por: Elena Vélez
Las mujeres se ven obligadas a coger reducciones, excedencias o renunciar a su trabajo para garantizar el cuidado de los suyos porque el peso de esta responsabilidad continúa siendo femenino. Por cada hombre en paro hay dos mujeres en la misma situación.
Rodríguez: “Hombre casado que se queda trabajando mientras su familia está fuera, normalmente de veraneo”. La Real Academia de la Lengua Española (RAE) incluyó en su diccionario este término en 1985 por su popularidad tras surgir en los 60 para referirse a los hombres que, con la mujer y los hijos en el pueblo, se quedaban a los mandos de la casa con resultados desastrosos, salidas y desmadres. Cuando parecía que el reparto de tareas y la masiva incorporación femenina al mercado laboral había dejado demodé el término otorgándole una connotación casposa y machista, los datos económicos indican un retroceso.
Por cada hombre en paro o inactivo económicamente hay dos mujeres en la misma situación a nivel mundial. El último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2023”, revela que la tasa de participación femenina en el mercado laboral fue de un 47,4% en 2022 frente al 72,3% masculino. Un dato que se traduce en la proporción de dos mujeres en paro por cada hombre. El informe incide especialmente en la causa; el cuidado de menores y personas dependientes, y “la casa”.
Las mujeres se ven obligadas a coger reducciones, excedencias o incluso a renunciar a sus puestos de trabajo para garantizar el cuidado de los suyos porque el peso de esta responsabilidad continúa siendo femenino en la segunda década del siglo XXI. Según la OIT, el déficit mundial de empleo abarca tanto a las personas desempleadas como a las que desean trabajar, pero no buscan colocación activamente por falta de motivación o por tener que cumplir responsabilidades asistenciales. De hecho, la curva de desempleo ha crecido tras un leve repunte pospandémico.
El déficit mundial de empleo en 2022 fue de 473 millones de personas, alrededor de 33 millones más que en 2019, y en España y buena parte del globo la renuncia sigue teniendo nombre de mujer.
No se puede obviar que el empeoramiento del mercado de trabajo es consecuencia directa de las nuevas tensiones geopolíticas, la guerra Ucrania-Rusia, la dispar recuperación de la pandemia y las interrupciones en las cadenas de suministro, pero la desigualdad entre hombres y mujeres o la brecha salarial siguen presentes y echan leña al fuego.
Es una situación difícil en la que las previsiones a escala mundial apuntan a un aumento del empleo de solo el 1% este año, menos de la mitad del registrado en 2022. Y a un ligero aumento del desempleo en unos 3 millones hasta alcanzar 208 millones de personas desempleadas en el mundo.
La lucha en materia laboral por empleos de calidad, seguridad y protección social deben ser una constante que incluya las reivindicaciones femeninas y de igualdad, solo así se avanzará y términos como “ama de casa” quedarán en desuso.